sábado, 29 de enero de 2011

Comprometido Con Dios...


        En todos los tiempos y culturas, donde reina la depravación moral y religiosa, Dios se ha reservado un remanente, que de entre la podredumbre que le rodea, ama al Señor en espíritu y verdad. Tal es el caso de Sodoma y Gomorra: De allí sólo salieron cuatro: Lot, su esposa y sus dos hijas, pero al final, también la esposa de Lot pereció por desobediente. Cabe señalar, que así como el Señor no accedió al ruego de Abraham, acerca de perdonar a Sodoma y Gomorra, ya que dice la palabra que era tan grande el pecado de ellos que su maldad había subido al cielo, por último, se habían atrevido a tratar de violar sexualmente a los santos ángeles que el Señor había enviado a Lot, para que saliese del lugar, pero perdonó el pequeño pueblo Azoar, mostrando misericordia hacia su siervo Lot y sus hijas (Génesis 19:20). Si usted no conoce esta histo­ria y desea enriquecerse en conocimiento y espíritu, entonces lea desde el capítulo 19:1-26. También podemos encontrar otro ejemplo de remanentes en romanos 11:4, donde le dice el Señor al profeta Elías, quien acusaba al pueblo de Israel delante de su amo y Señor: He apartado para mí siete mil hombres, los que no se han arrodillado ante Baal (ídolo). Aquí vemos como el pueblo de Israel provoca a Dios al adorar a otros dioses, pero el Señor que escudriña los corazones, sabía que entre ellos tenía siervos fieles. Basándome en esto, y en el propio Abraham quien fue apartado de la casa de su padre, del pueblo de los Caldeos, los cuales adoraban imágenes de madera, piedra, barro o cualquier otro material que el hombre, espiritualmente degenerado pudiera poner su mano. Basado en esto, creo que a pesar de la mala intención de la alta jerarquía de la iglesia católica, existe entre ellos un pequeño remanente, aunque no lo afirmo. Mas, entre el pueblo católico hay muchas personas que han alcanzado la salvación de sus almas. No por la religión católica, sino que han confesado a nuestro Señor Jesucristo como su Señor y salvador, y aunque continúan asistiendo a las parroquias católicas, aman al Señor con todo su corazón y toda su alma. Por lo que ya no viven por doctrina de hombre sino que viven por la palabra de Dios “no adulterada. El Se­ñor dice: “Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envío, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado, de la muerte a la vida” (Juan 5:24). Por otra parte, dice la palabra del Señor, que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios le levantó de entre los muertos, serás salvo. Pero el que dice amar al Señor no puede enfocarse en los versículos que le gus­tan o le convienen. Todo el que ha leído la palabra del Señor sabe que de principio a fin se nos viene aconsejando acerca de la idolatría, inmoralidad sexual y otras tantas cosas que desagradan a nuestro Señor. Pero muchos quieren aplicar la palabra de Dios a su conveniencia, olvidándose que la humanidad es quien tiene que acomodarse a la palabra de Dios y no la palabra de Dios a la humanidad. El que quiere presumir santidad dos horas a la semana y luego vivir conforme a los rudimentos del mundo el resto de ella, está desperdiciando sus dos horas, que gasta jugando al santito. La palabra del Señor dice que no nos dejemos engañar, ¿no sa­ben que los malvados no heredaran el reino de Dios? Y sigue diciendo: ¡No se dejen engañar! ni los fornicarios, ni los idolatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafado­res heredaran el reino de Dios (1 Cor.6:9-10. Algunos dirán como dijeron la gran mayoría de los discípulos del Señor: ¡Esta palabra es muy dura, quien podrá salvarse! Y el Señor le preguntó a sus apóstoles que si también querían irse, pero Pedro le contestó: ¿Adónde iremos Señor? Si sólo tú tienes vida eterna. ¿Usted cree que los que hemos llegado al conocimiento de la verdad nos hemos apartado de las cosas que antes nos gustaban, (las mis­mas que hoy le gustan a usted), porque somos tontos? No, al contrario, lo hacemos porque Dios nos ha dado la sabiduría necesaria para escoger entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte. Si usted ha sido al­go o todo de lo que dice la palabra de Dios en primera de corintios 6:-9-10 todo lo que tiene que hacer es arrepentirse, y en oración y ayuno, pedirle a nuestro Señor que le limpie de todas aquellas cosas que usted sabe que están mal y también de aquellas que usted no entiende; y comience a estudiar la palabra de Dios y vaya a una iglesia donde se predique y se enseñe la palabra del Señor y no doctrina de hombres corruptos, caren­tes de todo escrúpulo, y reverencia hacia Dios y hacia la dignidad humana. El Señor nos dice claramente que cuando conozcamos la verdad, la verdad nos hará libre. Pero nos han amaestrado para que no pongamos atención a la verdad y que en lugar de esto nos entretengamos con chismecitos y mentiras.

    
      Se cuenta que en los tiempos antes de Cristo había un sujeto muy malo y manipulador que operaba en la región del oriente medio y parte del con­tinente africano. Este sujeto vivía en un mundo apartado de la civiliza­ción, donde había formado su propio mundo. El cual era en la imaginación perversa del hombre, el paraíso que Dios había creado para galardonar a los que por obra, habían alcanzado su agrado. Pues allí había todo lo bue­no que se puede obtener con dinero, a la fuerza o extorción. Entre los tesoros agradables a los ojos varoniles había exquisitas hembras y en abundancia. Este “malévolo cacique” tenía como practica enviar a sus secuaces a los posos y caminos próximos a las ciudades, donde tomaban a hombres jóvenes con aspecto de forasteros o desamparados. Después de ponerles a dor­mir, a causa de un brebaje ingerido, con engaño, éstos eran llevados a aquel paraíso. Allí se les hacía creer que estaban en el paraíso que el Señor había creado y reservado para los valientes que morían en misiones especiales, encomendadas por él. Y que tal o cual persona estaba allí porque había sido escogido para cumplir “un encargo especial” de parte del Señor y que cuanto antes lo realizara más pronto estaría allí gozando co­mo un puro príncipe. Pues, después de un buen lavado de cerebro y una cor­ta temporada de placer lujurioso el sujeto en cuestión era puesto a dor­mir de nuevo y dejado en el lugar que había sido encontrado, con todos sus harapos y aspec­to anterior. Cuando este despertaba con el recuerdo del paraíso y de lo que tenía que hacer para (volver allí), iba, cumplía su plan suicida sin pérdida de tiempo, sin saber que el único paraíso que le esperaba era el de Satanás. Usted se preguntará: ¿cómo eran capaces esos tontos de creer una fábula así? Bueno, pues le diré cómo: De la misma manera que millones de personas católicas se han dejado lavar el cerebro para que se entreguen a la idolatría y otros innumerables pecados como si fuera algo normal que Dios aprueba o que por lo menos no le importa. De la misma manera que hoy, época de adelanto educativo y amplia información, hay una cantidad innumerable de ra­dicales musulmanes que están siendo educados para que lleven a cabo pla­nes suicidas, en el nombre de Dios. ¿Pues como consiguen sus líderes influir de esta manera en personas literalmente educadas? Pues, usando la táctica de Satanás. Usando la verdad para apoyar sus mentiras. Y como en la mayoría de los casos, estas personas son adoctrinadas desde su niñez, viven creyendo que hasta que no cumplan una misión de esas, para las qué han sido entre­nados, no son merecedores de ser tomados en cuenta por Dios. Por otro la­do, por qué algunas religiones que presumen de amar al Señor profanan su nombre de la forma más vil y desvergonzada. Pero lo más bochornoso es que muchos hombres y mujeres, conocedores de la verdad del Señor, acallan las aberraciones de los tales, a veces por temor y otras veces por convenien­cia propia. Dice la palabra de nuestro Señor, en Deuteronomio 4:15-16: El día que el Señor les habló en Horeb, en medio del fuego, ustedes no vieron ninguna figura, por lo tanto, tengan mucho cuidado de no corromper­se haciendo ídolos o figuras que tengan alguna forma de hombre o de mujer. Ahora bien, juzgue usted mismo, de donde salen todas las imágenes de Je­sucristo, de María, Pedro, Juan y ¡hasta del que agarró el cordero para el sacrificio! Próximo a donde yo “me crié” hay una iglesia católica, en la manzana que ocupa el templo hubo un Club deportivo y cultural que operó hasta alrededor de la década del ochenta, no recuerdo con exactitud. Allí, de frente a la cancha, y paralelo al edificio que alberga la iglesia había una “ermita”, quiero decir una mesa de concreto enlosada, con una pa­red en la parte de atrás, donde la iglesia había situado una imagen de la “virgen María” para que los devotos la adorasen. Por otro lado, dentro del templo había una gigantesca cruz, guindada a la pared hacia la derecha de dicha edificación, con un muñeco de yeso clavado a la misma, imitando a Jesucristo crucifi­cado. Ahora bien, pregúntese esto: ¿No habían leído la biblia en Roma, de donde dirigen la iglesia católica? ¿No habían leído los sacerdotes la biblia, que se prestaron para esa ofensa tan obvia, hacia el Dios que ellos aparentan servirle? ¡Qué extraño! Tienen a sus creyentes adorando imágenes por siglos y apenas han removido algunas, en la década de los ochenta. ¿Será que entonces fue cuando leyeron la biblia, o lo hicieron por apariencia? ¿No nos dieron ellos una virgen para cada nación? Los dominicanos “católicos versus santeros” adoran a la virgen María o la virgen de la alta gracia el veintiuno de enero, “disque que es la patrona nacional”. No obstante, nos han regalado una virgencita para cada provincia, y cada año se le celebra su día y se le hace un fiestón con merengue y ron hasta para botar, reina de belleza, alborada y cuantas cosas han podido inventar. Y a los campos cercanos a las provincias les han regalado un santito para cada uno, para que el día que le hayan señalado como día de su santo en particular, beban ron y le adoren. Yo no sé en el país suyo o en su provincia, pero en Baní se oye más el nom­bre de su supuesta patrona y el de un tal “San Miguel” que el de Jesucristo. Yo quie­ro saber si es que vive algún Miguel en Roma, para que le hayan podido tomar una fotografía. ¿Verdad amigo, que son unos descarados? Y que no vengan a decir que no fueron ellos, que hasta los locos que están en el Continente Ame­ricano saben que fue la Roma de hoy quien introdujo la santería en nuestro continente y alrededor del mundo. Usted se está dejando dormir por la musiquita del cascabel de la serpiente y si no despierta pronto, pobre de usted y los suyos...

      Con mi más sincero respeto a los católicos Mexicanos, quiero recordar un caso insólito, de idolatría: “La virgen de Guadalupe”, idolatrada por los católicos de esa gran nación, se dice que surgió a tra­vés de un evento “misterioso” que le ocurrió a un Nativo Indígena, y hace poco vino el “papa” Juan Pablo II a México y se lo regaló como santito. Hermanos, ¡vasta ya, es hora que el que está dormido despierte! ¿Es que no ven hacia donde los arrastra la “Bestia”? Si Dios nos dice que sólo le adoremos a él, y viene alguien que dice que le representa a él y conjun­tamente con su palabra nos da imágenes y creencias que Dios aborrece, ¿es de Dios? Nuestro Señor Jesucristo nos dijo en una ocasión que el que no recoge desparrama. En otras palabras, el que no es de Dios es del Diablo... Y no vaya usted a preguntarle a uno de estos canallas acerca de las imágenes­ y la idolatría, porque le dirán como le dijeron a un amiguito mío, de origen colombiano:Padre”, si la biblia habla en contra de la adora­ción a otros dioses, que en este caso representa a los “santos”, ¿por qué pues nosotros les adoramos? _No, mire usted, _comenzó el ensotanado diciendo_, nosotros no les adoramos, sino que les veneramos ¿No tiene usted una fotografía familiar de alguien que quiera mucho? _Sí, de mi mamá. _Le contestó el joven_. ¿Y usted nunca le ha hablado a la foto?  Le preguntó el ensotanado con malicia_.  _Sí, en ocasiones. _Contestó el joven dubitativo_. _A pues, es lo mismo. Bueno, ese ensotanado no era más que un canalla mentiroso, hijo de Satanás. Porque el que miente por ignorancia, no es culpable de su mentira, pero el que miente con malicia es como serpiente que destila veneno con su aliento. Dice nuestro Señor: Todo lo que le pidan al padre, en mi hombre, yo lo haré. Para que mi padre sea glorificado en el Hijo Jn.14:13). En otras palabras, nuestras peticiones deben ir dirigidas a nuestro Dios y Padre, en el Santo nombre de nuestro Señor Jesucristo, quien es el único mediador entre nuestro Padre Celestial y nosotros. Ahora bien, ¡enséñeme usted dónde dice la palabra del Señor que necesita­mos la ayuda de los muertos para comunicarnos con el que vive! La palabra de nuestro Señor nos dice bien claro que en su venida, los muertos en Cristo resucitaran primero. El Señor mismo descenderá del cielo con voz de man­do, con voz de arcángel. Y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitaran primero (1-Tes.4:16). Aquí, Pablo hablándole a los Tesalonicenses dice: (Primero). Para empezar, para dejarles saber a ellos y a nosotros que no hay que preocuparse por si estamos vivos o muertos, en el día de la venida del Señor. Porque luego que resuciten los muertos, entonces los que vivamos o vivan, serán transformados y levantados juntos. Estoy recalcando sobre es­to porque quiero que usted entienda que, de acuerdo a la palabra de Dios, la única persona que ha vivido en este mundo, que ha muerto y que hoy vi­ve, a través de la resurrección, es nuestro Señor Jesucristo. En otras palabras, llámese como se llame, tiene que esperar el momento del Señor pa­ra ser resucitado, porque ese es el orden de Dios. Entonces, ¿por qué nos han enseñado a rogarle a los muer­tos, con rezos y peticiones? ¿Por qué provocar los celos del Señor, si sa­bemos que sólo a él debemos guardarle reverencia? Vuelvo a preguntar: ¿Por qué es que nos han enseñado a rezarle y a pedirle a los muertos?  Cuando una persona católica muere en mi país, (no sé en el suyo), le rezan nueve días. Y el culto que está orientado disque para que “Dios lo saque de pena y lo lleve a descansar”, el cual está basado en rezar el padre nuestro, el credo, y “Dios te salve María”... (Hasta que el rosario se quede sin bolitas). Con todo el respeto que se merece, y el amor que le tengo en el Señor, le aclararé lo siguiente: La Ex virgen María fue la madre de Nuestro Señor según la carne. No la madre de Dios, porque Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo son uno solo, pero dispuesto en ese orden desde el principio de los tiempos. Razón por la cual, Nuestro Dios no tiene padre ni madre y Nuestro Señor Jesucristo, en su existencia Divina, tiene Padre pero no tiene madre. Digo ex virgen María porque todo el que ha leído la palabra del Señor sabe que ella se unió a su esposo José, después del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo e incluso tuvo otros hijos. Ahora bien, ella fue una santa, no sólo porque fue la madre de Jesús según la carne, sino porque vivió en san­tidad. De hecho, ella fue considerada santa, ante los ojos del Padre desde que fue escogida para ser instrumento santo de la obra redentora. Por esto ella fue una mujer sumamente privilegiada, al ser encontrada digna para al­go tan sublime. Pero de acuerdo a la palabra de su propio hijo, según la naturaleza humana, ella ni ninguno de los apóstoles ni los demás creyentes, tienen autoridad divina para respondernos peticiones, hacer milagros ni interceder por nosotros. Abogado tenemos para con Dios, Jesucristo es nuestro único intercesor, entre nosotros y Dios Padre. Este es un fragmento de mi libro titulado: Por sus frutos Los Conoceran/ Publicado en Amazon...

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